Para quienes enfrentan el cáncer, la quimioterapia es una de las principales formas de combatir la enfermedad. Este tratamiento implica el uso de fármacos con potentes sustancias químicas diseñadas para destruir las células cancerígenas que crecen rápidamente en el cuerpo. Reflexionando un día sobre el efecto de la quimioterapia en el cuerpo, me surgió una analogía: ¿qué pasaría si aplicáramos ese mismo concepto a la mente? En ese momento, me encontraba en un estado emocional tan bajo que todo parecía haber llegado a su fin. Al tomar consciencia de mi situación, entendí que debía cambiar mi perspectiva para enfrentar esta etapa de mi vida. Aprendí que el éxito de mi tratamiento no dependía solo de los médicos o los medicamentos, sino también de mi capacidad para reprogramar mi mente y mantener una fe inquebrantable. Si no creía en mí misma, tampoco creería en el tratamiento, ni en un futuro esperanzador. Así, mi Fe Inquebrantable se convirtió en mi guía y filosofía de vida.